lunes, 19 de enero de 2015

Un mundo de dos

Ella quiso salvarlo, hacer de su vida un mundo nuevo y de ese mundo, una vida juntos.
Él se dejó llevar, ambos creamos algo de lo que estábamos totalmente impregnados, vivíamos de ello, respirábamos por ello para que ese mundo se mantuviera a flote.
"El tiempo depende de la intensidad" nada es cuestión de tiempo, todo es según la intensidad en la que cada persona siente, ama, vive... nosotros éramos uno, un alma en dos cuerpos y nuestra intensidad fue más de la que yo podía esperar y por mi parte fue más de lo que yo apostaba. La felicidad inundó por completo mis días grises y puso banda sonora a todo lo que me rodeaba, dependía de él pero lo que yo no sabia es que después de todo mi felicidad pendía de un hilo que solo él manejaba.
Nuestra intensidad fue agotándose con el tiempo, aunque mejor dicho no fue por el tiempo, se agotó por completo de golpe como un vaso que se te escapa de las manos y te estremeces a escuchar el estruendo de los cristales al resquebrajarse, sabes que se va a romper porque se te escapa pero no puedes cogerlo ya y ese golpe te impacta, te asusta.
 Pues exactamente así acabo lo nuestro, como un vaso roto, tantos "te quiero" perdidos en la nada, promesas sin cumplir, una vida por vivir pero no juntos. Él decidió que yo no era la adecuada para formar ese mundo con él y me dejo todo mi ser destrozado, más que desordenado y sobre todo perdida. Acostumbrada a su olor, a su piel, sus tatuajes... acostumbrada a él y sola.
Lo nuestro fue algo pasajero de lo mas bonito jamás visto y sigo teniendo algo suyo en mi, demasiado quizás y tal vez por alguna casualidad del destino vuelva, hablemos de todo una vez más y tomemos una decisión juntos de nuevo o puede que todo quedara ahí en ese mensaje que nunca quise recibir pero que sabia que llegaría.